miércoles, 26 de junio de 2019

Elegir con la razón

Jesús dijo a sus discípulos (Mt 7,15):
Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo, producir frutos buenos.
Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.

......
Tengo dos amigos. Uno es super simpático; el otro es apático. Con el primero la paso muy bien; el segundo es aburrido. Siempre que me siento solo, llamo al primero para divertirme. Me siento bien con él. Es el amigo que quiero. Al segundo ni se me ocurre llamarlo.

De repente me surge una necesidad. Necesito alguien que me ayude. Llamo al primer amigo y me dice que no tiene tiempo. Llamo al segundo porque estoy desesperado… me atiende amablemente; deja todo lo que está haciendo; gasta su tiempo por mí.

Descubrí al verdadero amigo. Razoné y me di cuenta cuál de los dos es el que vale la pena. Ahora ya no llamo más al simpático; llamo al que realmente me quiere.

….

Del ejemplo apenas relatado se pueden sacar dos enseñanzas.

1) El verdadero amigo es el que realmente me ayuda. Cuidado con los falsos amigos, que hablan, pero traicionan.

2) El verdadero amigo se descubre con la razón, y no con los sentimientos. Cuidado de elegir las cosas sentimentalmente. Los sentimientos pueden traicionar. Hay que elegir con la razón; buscando con ella los frutos que indican cuáles son los buenos árboles.
Padre Pablo Rossi, IVE

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